El 19 de Marzo de 1982 fallecia Randy Rhoads, El que fuera guitarrista de Quiet Riot y, mas tarde, el as en la manga de Ozzy Osbourne para reclamar su sitio en el olimpo del Rock.
En 1979 Ozzy, ya fuera de Black Sabbath, planeaba su carrera en solitario y.realizaba audiciones para encontrar a los miembros que formarian su grupo de acompañamiento.
En 1980 lanzaria su primer disco: Blizzard of Ozz. En el se encuentran dos temas memorables: Mr Crowley y Crazy Train.
La intro de Crazy train es uno de los riffs mas reconocibles del rock de los 80.
El riff esta en tonalidad de Fa sostenido menor y utiliza el modo Eolico.
Es importantisimo mantener el tempo, que es agil sin ser demasiado exigente y el ritmo. Son todo corcheas, con un ritmo solido.
En esta pagina podeis ver una imagen con el equipo usado por Randy Rhoads. De acuerdo con el video que hemos visto mas arriba, es probable que usara la Gibson Les Paul Custom en la grabacion del tema.
Grabación de guitarras con Reaper 4ª parte: Otras conexiones
En laentrega anterior vimos como usar plugins para emular un amplificador cuando conectamos nuestra guitarra directamente a nuestro ordenador pero, ¿qué pasa cuando queremos usar nuestro propio amplificador y/o nuestra cadena de efectos?… veamos algunas formas de conectarnos al interfaz.
Recordemos que hasta ahora hemos conectado nuestra guitarra directamente al interfaz, usando una entrada llamada de instrumento (o directa, Hi-Z o de alta impedancia)
Si el interfaz dispone de una de estas entradas se puede conectar el instrumento directamente y ajustar el nivel al igual que con un micrófono.
En este caso la alimentación Phantom no es necesaria.
Debido a la forma en que un ordenador trabaja, si nos monitorizamos a través de los altavoces conectados al ordenador se observa que se produce un pequeño retraso entre la nota tocada en el instrumento y la nota monitorizada en los altavoces.
Este retardo se llama latencia.
Par evitar la latencia hay varios métodos. Uno es usar la salida de monitores del interfaz.
Otra es usar un amplificador antes de llevar la señal al interfaz.
Hay varias formas de llevar la señal del amplificador al interfaz: Se puede microfonear el amplificador
Con este método se tiene que tener en cuenta que el micrófono es susceptible de captar otras señales de audio producidas en la misma habitación donde está el amplificador.
Si el amplificador dispone de una salida de línea se puede usar para conectar el amplificador al interfaz de la siguiente manera:
Es importante que al conectar un amplificador al interfaz se haga a través de una salida de línea. Una salida de altavoces lleva mucha carga y puede dañar el interfaz-
En caso de que el amplificador carezca de una salida de línea se puede usar una DI box de la siguiente manera:
Una de las ventajas de este método es la posibilidad de usar un cable TS corto del instrumento a la DI y un cable balanceado largo, lo cual reducirá el ruido en la señal.
Un paso más allá en esta configuración es añadir un micrófono para captar también el sonido que sale del altavoz y poder integrarlo en la mezcla. Para ello enviaremos a una pista la señal de la DI box y a otra pista la señal del micrófono.
Sería de esta manera:
Respecto a los micrófonos, no hay reglas fijas, nos podemos poner todo lo creativos que queramos.
Podemos usar uno, dos o tantos como queramos (o nuestro interfaz soporte). Quizás un direccional cardioide cerca del cono y un omnidireccional algo alejado, puede que uno cerca del centro del cono y otro en el borde exterior…
Quien busque una regla fija que deje de hacerlo ya, porque no existen. Lo mejor es experimentar y seguir la única regla que cae de cajón: Date un paseo por la habitación donde vayas a grabar mientras tocas la guitarra, donde mas te guste el sonido pon un micrófono.
En la próxima entrega grabaremos por fin una pista y veremos qué hacer con ella.
Nota: Las imagenes que ilustran esta entrada estan sacadas del estupendo curso de Berklee Music Introduction to Music Production de Loudon Stearns.
Es parte de la oferta de Berklee Music en Coursera, el sitio de cursos gratuitos. Os recomiendo a todos apuntaros a la siguiente edicion.
Grabación de guitarras con Reaper 3ª parte: plugins
Este articulo fue publicado originalmente en guitarristas.info el 25 de Mayo de 2013
Hasta ahora, en las dos primeras entregas de la serie (1ª parte,2ª parte) hemos visto como configurar el proyecto y como crear las pistas que contendrán la pista de acompañamiento y la grabación de nuestra guitarra.
Solo nos queda ponernos a grabar, ¿no?.
No realmente. Normalmente nuestro sonido no lo define sólo la guitarra en sí, también interviene, como mínimo, nuestro amplificador.
A la hora de realizar nuestra grabación tenemos varias opciones, principalmente:
Usar emulación por software
Usar una salida de línea de nuestro amplificador
Usar una pedalera o pedal que emule un amplificador
Microfonear un amplificador
Una de las formas más sencillas es la de usar emulación por software. En el mercado hay muchas soluciones de pago (Amplitube, Guitar Rig, etc…) pero para este tutorial, siguiendo el espíritu de gastarnos lo menos posible, vamos a usar software gratuito.
Vamos a la página deLePouy bajamos sus aclamadas simulaciones de amplificador.
En concreto vamos a usar elHybrit, que emula a un conocido amplificador británico.
Para ello descargamos el fichero y lo descomprimimos en nuestra carpeta de plugins.
Una nota sobre la carpeta de plugins: es conveniente tener los plugins en una carpeta bien controlada y decirle luego a Reaper donde se encuentra.
Para ello vamos aReaper -> Preferencesy después a la sección dePlugins -> VST
->
Esto nos muestra un diálogo donde podemos añadir diferentes rutas que es donde Reaper buscará la existencia de plugins.
En mi Mac podéis ver que los tengo en una carpeta dentro de la rutaLibrary/Audio/Plug-ins
Esto es mejor que tenerlos dentro de la carpeta de Reaper ya que si queréis probar más de un DAW, podemos hacer que busquen los plugins todos en el mismo sitio, además de que ayuda a mantener el orden.
Si acabamos de instalar el plugin y no hemos reiniciado Reaper pinchando en el botónRe-scanserá suficiente para poner el plugin a disposición nuestra.
Para poder aplicar el plugin a nuestra pista pinchamos en el botónFX:
A continuación ya podemos seleccionar el plugin que queramos, en este caso el Hybrit.
Al añadirlo se nos abre una ventana con el interfaz que nos permite controlar el plugin. Como el Hybrit es un emulador de amplificador, veremos los controles típicos de este equipamiento
Con el plugin ya activado en nuestra pista podemos empezar a ajustar los valores del “amplificador” pero no olvidéis que para que lo podáis oír necesitáis que la pista está enmodo de grabacióny tener lamonitorización activada.
Si no dais estos pasos escucharéis la guitarra pero no con el plugin aplicado.
Podemos añadir mas plugins (Una reverb, echo, delay, compresor, etc…) a la misma pista siguiendo los mismos pasos anteriores: BotonFXy después pulsamosadden la esquina inferior izquierda para continuar seleccionando otro Plugin, en este caso un AU en lugar de un VST. Voy a añadir un compresor, el D CAM FreeComp, que, como su nombre indica, también es gratuito.
->
Con nuestros dos plugins añadidos ya podemos cerrar la ventana de FX para volver a la pantalla principal de Reaper.
Es importante ajustar la etapa de ganancia de nuevo en nuestro interfaz ya que el plugin puede que tenga su propia etapa de ganancia (el Hybrit la tiene) y la señal sea más fuerte.
Investigad con los diferentes plugins que se pueden encontrar por ahi para encontrar el sonido que busquéis.
Grabación de guitarras con Reaper 2ª parte: preparando las pistas
Este articulo fue publicado originalmente en guitarristas.info el 7 de Mayo de 2013
Pista de guitarra y pista de acompañamiento.
Después de ver en el paso anterior como crear el proyecto, ahora vamos a ver como preparar la pista donde grabaremos nuestra guitarra y añadiremos también una pista de acompañamiento.
Creación de pista de guitarra
Para crear una nueva pista podemos ir al menú Track y pinchar en Insert new track.
Alternativamente podemos usar el atajo de teclado cmd+T, o simplemente hacer doble click en la zona izquierda de la pantalla. Haciendo click con el botón derecho en la misma zona de la pantalla nos abrirá un menú que también nos permite crear la pista.
La pista se crea y nos aparece en el panel de control de pista y en el mezclador.
Con la pista creada vamos a seleccionar la entrada adecuada. Antes de ello deberemos conectar el instrumento a nuestro interfaz. Antes de conectarlo nos aseguramos que todos los controles del interfaz estén al cero, para prevenir ruidos desagradables.
En mi caso conecto la guitarra directamente al interfaz en la entrada número 1.
Con la guitarra ya conectada vamos a la pista creada y seleccionamos la entrada adecuada. Esto varia en cada interfaz, en mi caso selecciono Input: Mono -> Front Left ya que estoy conectado a la entrada frontal izquierda de mi interfaz.
Vamos ahora a armar la pista para grabar y ajustar el nivel de la guitarra.
Primero hacemos click en el botón de armar grabación de la pista. Es el circulo rojo.
Ojo, esto no inicia la grabación, simplemente indica que esa pista se escribirá cuando empecemos a grabar.
Podemos hacer click, como de costumbre, tanto en el área de control de pistas como en el mezclador.
Con la pista armada para grabación ya podemos ajustar el nivel de entrada.
Tocando la guitarra vamos ajustando el control del interfaz (no el del software) hasta que los indicadores de nivel piquen ligeramente antes del rojo.
Así debería picar como máximo Así es demasiado.
Antes de continuar le damos un nombre a la pista para identificarla más fácilmente. Para ello hacemos doble click en el campo adecuado, justo a la derecha del botón de armado de grabación e introducimos el nombre que queramos.
Añadir una pista de acompañamiento
Ya tenemos una pista creada, con una nombra adecuada y lista para grabar.
Para mayor precisión a la hora de editar vamos a indicarle a nuestro proyecto que el tempo es de 110BPMs. Podemos hacerlo en File -> Project Settings -> Project BPM y escribimos el valor adecuado. Vemos que también podemos cambiar el time signature, en este caso esta en 4/4
También podemos hacerlo directamente en la pantalla principal, haciendo doble click en el botón de BPM e introduciendo el valor correcto.
Con el valor adecuado ya introducido creamos una nueva pista siguiendo el proceso ya explicado. Con la pista creada y seleccionada vamos al menú Insert, opción Media file… y en la ventana que se abre buscamos el archivo de la pista de acompañamiento.
Como nombre de la pista se pone automáticamente el nombre del fichero, aunque podemos cambiarlo. Como en esta pista no vamos a grabar nada seleccionamos en la lista de entradas Input: None.
Tenemos ya la pista de guitarra lista para grabar, la pista de acompañamiento, las propiedades del proyecto y el tempo seleccionados.
Estamos listos para grabar… bueno, casi. En la siguiente entrega veremos como grabar nuestra guitarra usando diferentes configuraciones.
En éstos días que ha aparecido lo nuevo de Bruce Springsteen; “High Hopes”, hemos hecho el doble ejercicio de, por una parte, visionar el documental “Springsteen & I” y, por otra, escuchar el nuevo disco.
Respecto al documental, decir que se trata de un original experimento que recopila la opinión y las experiencias de un puñado de fans de todo el mundo con Bruce. Ridley Scott está detrás del proyecto (aunque no en calidad de director), y he de decir que tiene muy buenos momentos.
Es cierto que a veces empalaga un poco la pasión que ponen algunos de los fans a la hora de relatar qué significa Springsteen para ellos, pero también es cierto que algunas historias son realmente buenas.
Como por ejemplo la del llamado “Elvis De Philadelphia”, que pasa por ser mi favorita; un tipo que va a un concierto de Bruce disfrazado de Elvis y con una pancarta que dice algo respecto a juntar al Rey y al Jefe sobre el escenario cantando juntos. Algo que a Springsteen le hace gracia, y lo invita a subir. Así que el impersonator de Elvis termina marcándose dos canciones con Bruce. Lo que más me gusta de la historia es que el tipo le había prometido a su mujer 20 años antes que un día conseguiría subir al escenario con Bruce Springsteen.
Otra muy buena anécdota es la de la chica a la que invita a subir al escenario también, y la manera de conseguirlo fue portando un cartel que decía “Yo seré tu Courtney Cox”, en alusión a la actriz descubierta por Brian DePalma para el vídeo “Dancing In The Dark”, donde sube al escenario para echarse unos bailes con un joven Bruce Springsteen.
Y alguna que otra anécdota más que hacen que el documental se quede corto y te haga pasar un buen momento.
Respecto a “High Hopes” leo por ahí, con bastante pena, críticas que lo tachan de amalgama amorfa de canciones que vienen de diferentes momentos y que, por ello, el retoño ha quedado sin columna vertebral.
Es cierto que algunos de los temas ya habían sido publicados en versiones distintas, hasta cuatro, y que otros dos hacía un tiempo que formaba parte de los “set list” de sus conciertos. La mezcla de productores tampoco ayuda a que suene más compacto (Aniello, el archiconocido Brendan O´Brien y el propio Springsteen).
Aparte de eso, el disco tiene muy buenos detalles, propios de Bruce. Por ejemplo; en “Harry´s Place” rinde tributo a Clarence y a Federici, ya que podemos escuchar a los dos malogrados y fantásticos músicos en esta pieza de la época de “The Rising”. Y recordemos que otro de los cortes, “American Skin (41 Shots)”, es una feroz crítica a la policía neoyorkina, algo que ya le trajo más de un problema en su día.
Yo aplaudo esta nueva etapa de Springsteen. Pienso que Bruce no hará ya nunca un “Born To Run” o un “The River” o un “Nebraska”, como los Stones no harán un “Sticky Fingers” ni Tom Waits un “Rain Dogs” o un «The Heart Of Saturday Night«. Pero él ha decidido seguir experimentando con su música, y eso lo vemos en las producciones cada vez más complejas de sus álbumes, o en el cambio principal que nos ofrece esta entrega: las guitarras de Tom Morello (particularmente, lo admiro mucho). Y, además que le honra por su valentía, está en su derecho. Así que, me apetece defender este «High Hopes«, porque creo que es honesto y porque, musicalmente hablando, tiene buenos momentos. No es una obra maestra, pero lo que hace este hombre está al alcance de muy pocos, así que siempre hay cosas disfrutables en sus discos y éste me gusta más que «Wrecking Ball«, sin ir más lejos.
Estamos ante un genio que hace tiempo que no tiene que rendir cuentas a nadie, y yo estoy contento por verle hacer las cosas que le apetecen, ya sea homenajear a Pete Seeger, probar con coros góspel o reconocer abiertamente que la colaboración con Tom Morello le ha llenado de nueva energía.
Así que, como no podía ser de otra manera, muero por verlo en directo, al menos, una vez más.
Es ya conocida la historia de que Ray Davies corto el altavoz de su amplificador con una cuchilla y lo pincho con un clavo en varias ocasiones para lograr el sonido distorsionado que caracteriza a la cancion.
Ya iba tocando algo de Queen en los rifs clasicos y Tie your mother down es un excelente ejercicio para los desdos torpes del mundo.
Combina powerchords, acordes abiertos, cuerdas pulsadas y cuerdas al aires, un pequeño bend… Bastantes cosas sencillas que unidas no lo son tanto.
Con una guitarra Brian May y un Vox AC30 puedes clavar el sonido, claro!
Jello Biafra dijo del Coronel que es “el último gran frontman del Rock And Roll”, Robert Plant les invitó a girar después de presenciar un concierto de ellos…estamos hablando de los, de momento, tristemente desaparecidos The Legendary Shack Shakers.
Punk, Delta Blues, Rockabilly, Polka, Rock Gótico, Hillbilly… The Legendary Shack Shakers son un cocktail de todo eso y mucho más.
Formados a mediados de los 90´s en Paducah (Kentucky), y comandados por el Coronel JD Wilkes (ojo! lo de Coronel no tiene nada que ver con militares, sino que responde a un título otorgado por una organización masónica sureña: Fellow Kentucky Colonels), único miembro originario que quedaba antes de su disolución, grabaron su último disco en 2010 (“AgriDustrial”, Colonel Knowledge Records), y en noviembre de 2012 anunciaron el cese de sus actividades como grupo hasta dentro de un tiempo sin determinar.
“Hunkerdown” (1998), “Cockadoodledon´t” (2003), “Believe” (2004), “Pandelirium” (2006), “Swampblood” (2007) y el ya citado “AgriDustrial”, forman una interesantísima e inusual discografía, de la que destacaría los álbumes grabados en 2004, 2006 y 2007, resaltando especialmente a “Pandelirium” como su obra más compacta e imprescindible, bajo mi punto de vista. Es cierto que en “AgriDustrial” abrazan un estilo experimental que los acerca a las últimas grabaciones de Tom Waits, en lo que respecta a inclusión de metales, efectos extraños y composiciones con formas poco habituales, pero el resultado no me resulta tan atractivo como el de los anteriores discos que, aunque no exentos de una fuerte complejidad, sí que es verdad que son más asimilables. Porque hay que advertir que The Legendary Shack Shackers no son un producto fácilmente consumible aunque, si te atrapan, pasarán a ser una de tus bandas favoritas.
Y qué directo…aún recuerdo como si fuera ayer el salvaje concierto que nos ofrecieron en abril de 2007 en la Sala Sol de Madrid, donde supieron transportarnos a su oscuro mundo a través de una actuación absolutamente memorable. Pocas, muy pocas veces (por no decir ninguna) he podido presenciar un despliegue de energía y desenfreno como el de aquella noche y, aunque creo que la mayoría nos quedamos noqueados en un primer momento por la colosal presencia escénica del Coronel JD Wilkes (pese al reducido tamaño del tipo…una suerte de Steve Urkel acrobático, extremadamente guarro, medio albino y pasadísimo de vueltas) del tatuado David Lee (muy vacilón también en escena, aparte de sacar sonidos inverosímiles de su guitarra) y del corpulento Mark Robertson (contrabajista).
Si, amigos, aquello fue un verdadero concierto de club, donde participabas del mismo lo quisieras o no. Casi dos horas fantásticas, irrepetibles y realmente peligrosas, pues no sabías cómo iba a terminar aquello.
Unos años después tuve la oportunidad de verlos de nuevo, esta vez en Vitoria, en una de las ediciones del Azkena Rock Festival. Con un escenario mucho más grande y siendo aún de día, parecía que las condiciones podrían con el Coronel y los suyos, pero no fue así. Es cierto que no es la mejor manera de disfrutar este directo, pero sacaron con nota la actuación, y eso que con ellos ya no estaba David Lee, un personaje que se echaba mucho de menos.
Además de la extraordinaria amalgama de estilos que practican los Shack Shakers, otro de sus puntos fuertes son las letras que escribe J.D. Wilkes. Obsesionado con el dolor, la religión, las sectas y demás supersticiones, el tipo se ha convertido en una especie de estudioso del tema y trenza increíbles historias cuyo protagonista es un predicador, un curandero o el mismísimo diablo.
Siempre underground (incluso dibuja y guioniza cómics que él mismo produce, sobre leyendas del sur de los USA, con temática básicamente de terror y de sucesos extraños y paranormales no exentos de grandes dosis de superstición, que recopila de conversaciones con los ancianos del lugar), el Coronel manifiesta su aversión a los grandes sellos discográficos, y dice no entender cómo ciertos artistas supuestamente punks se suman a ese carro, manifestando que los músicos callejeros o que bandas hillbilly, formaciones de viejo góspel o la actitud de The Pogues es mucho más punk que muchos que se han adueñado de esa etiqueta. Y creo que no le falta ni una pizca de razón. Por eso tiene esa necesidad de permanecer al margen, de ser casi clandestino, pero de estar satisfecho con su elección de estilo de vida.
Si “Bad Music For Bad People” de The Cramps cambió tu vida, como lo hizo con la del Coronel, espero que hayas llegado a tiempo para disfrutar de esta banda diferente y enormemente atractiva…si no es así; arrepiéntete, maldito pecador.
PD: El proyecto actual al que parece dedicar más tiempo actualmente el Coronel es J.D. Wilkes & The Dirt Daubers que, sin lugar a dudas, merecen la pena escuchar.
I was born in a cross-fire hurricane,
and I howled at my ma’ in the driving rain,
But it’s all right now, in fact, it’s a gas!,
But it’s all right. I’m Jumpin’ Jack Flash,
It’s a gas! Gas! Gas!
En efecto. Es de la letra del saltarín Jack Flash (canción que inspiró el jardinero de Keith, por cierto) de donde han sacado el título para el documental que nos ocupa: The Rolling Stones Crossfire Hurricane (2012), y que tuve oportunidad de ver el otro día.
Hace un par de años vi aquel “Stones In Exile” que giraba alrededor de la grabación de ese disco sobre el que ya no caben más halagos: “Exile On Main Street”, posiblemente uno de los 5 discos básicos de la historia de la música. Creo que fue, precisamente, en la presentación de aquel documental en Cannes, donde Jagger digo aquello de: “Éramos jóvenes, guapos y estúpidos. Ahora, sólo somos estúpidos”. Pues bien; recuerdo que aquel documental me gustó mucho, que trataba, en efecto, del exilio del grupo a Francia para eludir al fisco británico, y todo lo relacionado con lo que allí se vivió y de cómo se parió “Exile On Main Street”.
El documental hacía especial hincapié en la locura de drogas y excesos vividos en “Nellcote”, la casa de Keith Richards en Francia, donde convivieron un montón de personas durante el tiempo de grabación. Para terminar el disco, los músicos viajaron a Los Angeles, quizá porque de otra manera no hubiera podido ser acabado.
En su momento me dio la impresión de que a veces se perdía un poco la película en hacer tanta referencia en el tema excesos, y algo menos en lo musical, aunque las imágenes que mostraba lo hacían realmente atractivo.
Pero este “Crossfire Hurricane”, me ha gustado más. Y lo ha hecho porque trata de toda la carrera del grupo. Especialmente de los comienzos, en los primeros 60´s, y de los 70´s. Tampoco deja de lado décadas posteriores, pero lo más interesante pertenece a esos periodos, y eso es de agradecer.
Aquí también tiene mucho protagonismo el tema de las drogas y los excesos, pero es cierto que para explicar la historia del grupo más grande que ha existido, no se puede obviar la importancia que han tenido estas sustancias. Sería censurar algo básico.
Hay muchas imágenes (algunas explícitas), relacionadas con el consumo, pero es mucho mejor hacer hincapié en el resto del material. Yo no había visto gran parte de las grabaciones que nos enseña la película. Y es muy interesante ver la evolución de sus protagonistas. Y hay cosas especialmente llamativas; la figura de Brian Jones, por ejemplo, es esencial en los primeros años de la banda. Su aporte en discos como “Aftermath” o “Their Satanic Majestic Request” ya lo conocíamos, y su protagonismo en el documental está muy bien estudiado, pues va de más a menos, tal como fue en la historia del grupo. Quiero decir que se nos muestra perfectamente cómo ciertos hábitos empiezan a aislar a Brian y le van alejando de la banda, hasta que llega un día en que es echado. Hay quien dice que la relación de su ex-Anita Pallenberg con Richards también influyó en ese distanciamiento, y seguramente así sea.
La sustitución de Jones (echado del grupo por su nula aportación a éste, y posteriormente fallecido, como todos sabrán) por Mick Taylor también ha sido tratada de una manera espléndida. Y lo digo porque alimenta mis sospechas de que éste ha sido el “stone” menos carismático. El tipo tenía currículum de sobra (John Mayall & The Bluesbreakers), pero viendo las imágenes tanto sobre el escenario como en estudio o en los viajes, yo no lo veo encajar del todo. Quizá sean imaginaciones mías, pero a mí no me extraña que saliera huyendo despavorido de la banda, alegando que moriría pronto si seguía con ese ritmo de vida.
Así que tenemos: un Jones que va de más a menos, un Taylor que viene a sustituir a una pieza esencial del grupo durante muchos años y que parece que no encaja al 100% y, por fin, entra en escena el gran Ron Wood, que es todo lo contrario a Taylor: un tipo nacido para formar parte de los Stones.
Dicen que en la lista de candidatos para suplir a Taylor habían mejores músicos que Wood…de estilo más limpio y mejor técnica, pero los Stones no son algo a lo que todo el mundo pueda adaptarse, y el ejemplo de Taylor es el mejor. Para ser un “stone” no basta con saber tocar. Eso sí, no nos cofundamos, que Wood es un músico excepcional: fue bajista de The Jeff Beck Group y guitarrista de The Faces (antes The Small Faces), una banda absolutamente imprescindible.
Pues esto se ve claramente en el documental. La conexión Wood – Richards es inmediata. Tanto en el escenario como en las juergas y en el modo de vida. Es gracioso cómo cuenta Wood su entrada en el grupo, recordando que estaban en una fiesta en casa de Rod Stewart y que Jagger le comentó que Taylor se había marchado y que necesitaban un guitarra, que si le interesaba el puesto. Podemos deducir cuál fue su respuesta.
Todo esto ocurre en la última parte del documental, pero se nos ofrecen impagables escenas de Wood como miembro activo del grupo, y todas destilan un ambiente inmejorable. Lo dicho un poco más arriba: Wood había nacido para ser un “stone”.
Poco más que añadir. Mucha música, muchas imágenes fuera del escenario, muchas declaraciones interesantes, análisis del fenómeno social, las famosas imágenes de Hyde Park o del desgraciado concierto de Altamont, con los animales de los Hell Angels apaleando al personal…mucha miga tanto para seguidores de la banda más grande de la historia, como para simples curiosos, y tres confirmaciones de algo que ya sabía y que he defendido en varias ocasiones:
Mick Jagger es, junto a Iggy Pop, el frontman definitivo.
Charlie Watts siempre fue viejo.
Si el Rock And Roll tomara forma humana…sería la de Keith Richards.
Diario de practicas 